Dices que vas a cambiar. Que vas a dejarlo todo. Que te vas a centrar en lo importante y vas a dejar de lado todas aquellas cosas que no puedes conseguir. Y lo intentas. De verdad que lo intentas. Lo olvidas. Lo vuelves a recordar. Lloras. Ríes. Pero no dejas de querer. Es imposible, si cada vez que piensas en hacerlo, aparece por delante de tí; te mira, te ilusionas y vuelves a caer; vuelves a ser la misma. No has cambiado.
Llega sin esperarlo. Ja. No te lo crees ni tú. Tienes que forzarlo, pero no te atreves a llegar a ese extremo...
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