Solía decir que esa canción no me gustaba, que nunca le encontraría sentido y que no entendía como le podía gustar. Y mírame, ahora me trae incluso buenos recuerdos, a pesar de que las pocas veces que la escuché siempre le obligaba a quitarla. Era como un sonido estridente, no lograba entender la letra, ni mucho menos el sentido de aquellas guitarras, nada se movía dentro de mí; simplemente era ruido para mis oídos. Tampoco su voz, esa voz que parecía salida de ultratumba, que no daba explicación a como retumbaba en mis oídos.
Ya ha pasado más de una década, y ahora lejos de casa, de mi familia y sobre todo de tí vuelvo a escucharla y me trae buenos recuerdos, a pesar de mí tozudez, a pesar de mis idas y venidas. Ahora es como un soplo en mis oídos, entiendo el sonido de las guitarras, la letra, el sentido... Es como si algo hubiera cambiado, es como si hubiera cambiado.
Pero, ¿Sabéis qué? Es algo que me gusta. Me gusta mucho. Y más aún sabiendo que es un trocito de ti, de lo que te gustaba, de lo que te hacía sentir vivo.
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