domingo, 6 de mayo de 2012

Para ti. Porque te lo mereces.

No recuerdo exactamente como fue la primera vez que te vi. Supongo que mis  ojos estaban demasiado cerrados, pero ya te sentía cerca; tan cerca, que cuando me separaban de ti, lloraba como si no hubiera mañana. Te necesitaba a mi lado, para saciar mis primeros instintos, para aprender de ti, para que me enseñaras lo que estaba bien o mal, para integrar tus actitudes junto con las mías, para evitar o tener prejuicios, para no resbalarme y para que, si algún día lo hacía, tu estuvieras allí, ayudándome, dándome apoyo, ayudando a no caer y sobre todo para evitar que volviera a repetir los mismos fallos y errores.
Pasó el tiempo. Vino la querida adolescencia, todo se volvió en mi contra; porque ya no encontraba ese apoyo tan buscado y deseado anteriormente. Pero aún así, a pesar de mi pequeño "rechazo", seguías allí, a pie de cañón, luchando y no abandonándome. Entonces comprendí, que gracias a ti pude caminar, pude llegar a ser lo que soy y que seguirá siendo así.
Por cada paso que di, que doy y que daré... Te doy las gracias. Doy las gracias a todas las madres; por hacer posible que lleguemos hasta aquí. Por las que están, por las que no, por las que se fueron, por las que perdimos y no volveremos a ver, por las que vendrán; por las que, por desgracia, dejaron de serlo... Por todas ellas y a todas ellas: MILES DE GRACIAS. 



1 comentario:

Lucia dijo...

Me encanta es perfecto ♥
Un beso, te sigo http://tusonrisamehacegrande-j.blogspot.com/