martes, 23 de octubre de 2012

Fairytales.

Princesa. Reina. Amada. Soñada. Soñaba con ser muchas cosas, desde muy niña. Siempre había creído en los cuentos de hadas, gracias a su madre y al amor eterno que su padre le daba. Se quedaba embelesada mirando las películas de princesas y como no, específicamente aquellas en las que, el príncipe rescataba a la princesa de la torre, bruja o del más profundo de los sueños.

Crecía. Sin darse cuenta de que esos cuentos de hada ya no le servían para nada. Podía pisarlos, incluso . quemarlos. ¿De qué servían? Y sobre todo... ¿Por qué llenaban esas cabecitas de niñas inquietas de ilusiones y no enseñaban a los niños los pasos a seguir para ser verdaderos príncipes? 
Ella no sabía que existían, que existían de verdad. Pero que estaban escondidos y que los que se dejaban ver, apenas eran alcanzables por que ya no estaban disponibles. Aún así ella se ilusionaba, jugaba, no se cortaba... Ella quería ser como las demás, encontrar a su príncipe... Sin que ello le costara mucho. Pero no podía, aunque muchas veces se levantaba y volvía a caer... Le faltaba confianza, pero sobre todo coraje. 

Coraje para enfrentar la situación. Coraje para hablar, decidir y, de una vez por todas, ser feliz para siempre.




"El bien siempre triunfa, todo llega"

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