miércoles, 1 de agosto de 2012

On and on...

                        


Cuando tienes ganas de nada y de repente ese NADA se convierte en TODO. Cuando esperas de las personas demasiadas cosas, y de repente, te das de bruces contra el suelo porque no te han sujetado o porque incluso ese obstáculo ha sido puesto adrede. Cuando piensas darlo TODO sin esperar nada a cambio, recapacitas y piensas que tu también lo necesitas, que necesitas algo; que la gente se acostumbra, se mueve por intereses, y quizás tu también, con la única diferencia de que tu te das cuenta de ello.


 La gente simplemente pasa. Espera. Ya se le pasará. No es normal, pero tampoco me voy a molestar. No quiero mover un dedo. Es más cómodo no pensar y dejar que pase. Porque total, siempre se pasa.


Y aunque dices que llega un límite, en realidad resulta ser el mismo cuento de siempre. Se pasa. Se te pasa y vuelves a confiar. 
Luego piensas que vas a cambiar, que vas a cambiar todas esas cosas que, por naturaleza, haces mal. Pero no puedes. Eres así. Y en el fondo sabes... que tampoco quieres.

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