jueves, 10 de enero de 2013

Incompetencia, incompetencia everywhere.

Cuando sientes que no puedes más, y en realidad todo acaba de empezar. Cuando estás hasta las narices de que una panda de incompetentes te exijan miles de mierdas varias que ni ellos saben como evaluar. Cuando revientas, pero OJO, no lo hagas muy alto, no vaya a ser que acabes entre ceja y ceja de los que realmente deciden los conocimientos que tienes. Conocimientos que asimilan y evalúan como quieren.

Sin ningún criterio. No digo que nos bailéis el agua, ni que vosotros en vuestro tiempo, no hayáis tenido que estudiar lo que nosotros. Sé que hoy en día la base de una buena profesional está precisamente en eso, en una correcta y buena formación. Pero OJO, eso no significa entrar a las 8.30 de la mañana y salir a las 20.30 horas de la tarde... Con apenas un descanso de media hora para comer.
Y es que resulta paradójico, que digas y vuelvas a decir, las horas que te pasas y para ellos no sea lo suficiente. Que digan que no nos quejemos, que encima debemos horas. ¿Se puede saber que horas? ¿Las de sueño? O eso o para vosotros los días tienen más de 24 horas.

Luego llegas, y el trabajo que te ha costado sudor y lágrimas y en el que, por desgracia, el profesor ha colaborado más bien poco en la resolución de dudas; es echado por tierra cual mierda sobrante. Genial. Y ahora pretenden que me ría, que esté feliz y que me guste mi profesión cuando lo que hacen es que los propios profesionales acabemos quemados o con el denominado burnout característico del personal de enfermería.

Qué se que no va a servir de nada, pero a veces necesitas decir cuatro  palabras; o más bien escribirlas... Y llegas hasta a perder el respeto pero, NO ME JODÁIS, que es para realmente perderle.



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