A veces me hacen pensar si merece la pena, si la gente cambia y ya no vuelve a ser lo mismo. Si te cogen hasta la más grande de las manías y les da igual tirar años y años de amistad por la borda. Y te da rabia, piensas, aunque lo peor de todo es que no es eso, es que te duele y te duele mucho. Soy así. No os preocupéis que ya sé con quién contar. Puede ser precipitado, pero esto es así. Ni el más pequeño de los problemas podrá salirse de tu cabeza por millones de problemas más grandes que haya alrededor del mundo. Son tonterías. Pero, sinceramente, para cada uno lo suyo y en el momento de su vida.
No hace falta que deis lecciones de madurez ni dignidad, ni nada por el estilo. Ya tuve las mías hace tiempo y creerme, que preferiría no haberlas tenido de esa forma.
Dentro de la bola de nieve del escritorio de mi padre había un pingüino con una bufanda a rayas rojas y blancas. Cuando yo era pequeña, mi padre cogía la bola de nieve, dejaba que se amontonara en la parte superior y le daba rápidamente la vuelta. Los dos contemplábamos como caía la nieve alrededor del pingüino. El pingüino estaba solo allí dentro, y eso me preocupaba. Cuando se lo comenté a mi padre, dijo: "No te preocupes, tiene una vida agradable. Está atrapado en un mundo perfecto".
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